Alojamiento

El alojamiento es uno de los puntos más importantes a tener en cuenta cuando adquirimos un ave. Lo más importante que hemos de buscar en una jaula, pajarera o voladera, es la funcionalidad, y no tanto la estética:

  • Que sea cómoda para que nuestras aves se sientan seguras y felices en su nuevo hogar.
  • Que sea fácil de limpiar.
  • Que sea lo suficientemente espaciosa para que no se sientan “encarceladas”, y que puedan moverse sin problemas, incluso hacer vuelos cortos de una percha a otra.

En cuanto al emplazamiento, hay que tener en cuenta:

  • Evitaremos las corrientes de aire y los cambios bruscos de temperatura, pues éstos pueden hacer enfermar a nuestras aves.
  • Que haya suficiente luz natural por el día y tranquilidad por la noche.
  • Intentaremos que la jaula o pajarera esté en un lugar adonde el ave no esté todo el día sola, porque se aburriría, pero tampoco la colocaremos en un sitio con demasiado movimiento, por ejemplo, no es buena idea que esté al lado de una puerta que no para de abrirse y cerrarse porque las aves se estresarían.
  • Lo ideal es que esté colocada junto a una pared o esquina, ya que se sienten más seguras si tienen al menos un lado de la jaula o pajarera protegida, y así también evitaremos las corrientes de aire.

 

Jaulas

Sin duda esta es la manera más común de tener a las aves en casa. Debemos tener en cuenta que nuestra ave pasará mucho tiempo en ella, y aunque la soltemos a menudo, habrá momentos en los que a la fuerza tendrá que mantenerse dentro de ella (limpieza, fiestas familiares, por la noche, para ventilar las habitaciones…), así que nunca debe ser un “encierro” para nuestra mascota, sino más bien un lugar cómodo adonde refugiarse, descansar y alimentarse.

 

Respecto al tamaño, una cosa es segura: cuanto más grande, mejor; sin embargo, no todos podemos permitirnos tener una gran voladera exterior o interior, así que, dentro de nuestras posibilidades, intentaremos ofrecerle lo mejor.

Lo ideal es que la jaula sea más larga que alta, ya que estas aves se desplazan más en horizontal. En el caso de los agapornis, las medidas ideales para una pareja, serían de 100 cm. de largo x 50 de ancho y 50 de alto, pero hay criadores que tienen a las parejas en jaulas de 60 x 40 x 40. Desde nuestro punto de vista, estas segundas medidas serían las mínimas recomendadas. Una pareja de ninfas necesitará el doble de espacio. Obviamente, cuanto más grande sea el ave o la pareja de aves que tengamos, necesitará un espacio proporcionalmente mayor. Las jaulas redondas, aunque estéticamente tengan un indudable atractivo, no son recomendables, pues las aves se desorientan al no tener ningún punto de referencia, además de que el tamaño del largo de la jaula es mucho menor que la altura, y es preferible, como hemos dicho antes, las jaulas más largas que altas.  También tendremos en cuenta cuánto tiempo de vuelo libre vamos a poder ofrecer a nuestro lorito; si vamos a tenerlo casi todo el día suelto no será tan importante el tamaño de la jaula, pero si sólo vamos a poder sacarlo un ratito al día o menos, tenemos que proporcionarle una jaula más amplia para que al menos pueda hacer un mínimo de ejercicio dentro de ella.

 

Los barrotes han de ser metálicos y resistentes a los poderosos picos de estas aves. La distancia entre ellos no debe dejar que puedan meter la cabeza, pues podrían ahorcarse si así fuera. En general, las jaulas hechas para periquitos, ninfas o agapornis, tienen el mismo grosor de barrotes y la misma distancia entre ellos. Una jaula con barrotes más anchos y distanciados será un peligro para ellos, pues probablemente esté especialmente diseñada para loros mayores, como los yacos.

 

En el comercio podemos encontrar muchos tipos de jaulas especiales para diferentes especies de loros. Hemos de fijarnos sobre todo en su funcionalidad: que sean fáciles de limpiar (lo ideal es que tengan bandejas extraíbles para facilitar la limpieza del suelo), que tengan al menos dos puertas para poder acceder bien al interior y llegar a todos los rincones, y que los comederos se puedan extraer fácilmente desde fuera. Además, al menos una de las paredes de la jaula debería tener los barrotes colocados horizontalmente, pues a los loros les encanta trepar por ellos.

 

En el caso de construir nosotros mismos la jaula, además de las consideraciones anteriores, tendremos en cuenta que los materiales utilizados no sean tóxicos para nuestra ave, pues sin duda roerán o intentarán roer todo lo que esté a su alcance y podrían intoxicarse.

 

Voladeras y pajareras

Ésta sería la manera ideal de tener a nuestras aves: en espaciosas voladeras exteriores o interiores, adonde además podrán convivir varias parejas de pájaros según las dimensiones de ésta. Con respecto a la jaula, tiene un inconveniente, y es que en una voladera las aves no suelen volverse tan mansas como cuando las tenemos en una jaula. De la primera manera estaríamos aportándoles un entorno más cercano a sus necesidades biológicas, y de la segunda el entorno estaría más ajustado a lo que sería tener un ave de mascota. En una voladera con varios compañeros y accesorios, las aves necesitarán mucha menos interacción con su dueño que en una jaula, especialmente si el ave no tiene compañero.

No voy a extenderme en cómo montar una voladera, pero sí querría destacar algunos puntos:

  • Todos los consejos dados hasta ahora sobre las características, el emplazamiento idóneo y las jaulas, son igualmente aplicables en este punto.
  • Conviene que la voladera tenga 2 paredes y esté cubierta al menos en un tercio (aproximadamente, según el tamaño total). Así evitaremos corrientes de aire y esa parte techada servirá de protección contra el sol y las lluvias, y también para mantener secos comederos y nidos.
  • En climas muy fríos, es conveniente tener además un local adonde se puedan refugiar las aves al llegar el invierno. Dicho local puede ser en sí una voladera adonde nuestras aves puedan volar libremente en los meses más fríos (en cuyo caso tendríamos que trasladarlas), o puede estar conectada con la voladera exterior (las aves se meterían dentro para refugiarse del frío, el calor o para dormir), o contar con varias jaulas o pajareras adecuadas al tamaño de la especie si no podemos permitirnos conectarla a la voladera exterior (que sería lo mejor) o dejarlos sueltos.
  • Si hay heladas o descensos muy acusados de temperatura, habrá que poner algún calefactor con un regulador para que se ponga en marcha si la temperatura baja de los 5-10 ºC, según la especie. También se les colocará nidos para que puedan refugiarse cuando las temperaturas bajen.
  • Otra manera de proteger a nuestras aves del frío en voladeras exteriores, es usar materiales aislantes en su construcción además de tapar, también con materiales aislantes, todas las paredes y el techo para que no entre el frío o escape el calor en invierno. Esto se puede hacer con paneles de quita y pon, para ponerlos en los meses más fríos y quitarlos el resto del año.
  • Las paredes de la voladera y/o del local deben de estar pintadas de un color claro que dé luminosidad. Asegurémonos de que la pintura no sea tóxica para nuestras aves. Si usamos cal para las paredes, obtendremos un triple beneficio: luminosidad, protección contra bichos y ácaros, y una fuente extra de calcio si las aves la picotean.
  • En voladeras externas tendremos aún más en cuenta la seguridad, la calidad y la fortaleza de los materiales usados, no sólo para evitar la fuga de nuestras aves, sino también para evitar que pueda entrar cualquier animal.
  • La madera no tratada puede ser una fuente de ácaros, así que evitaremos usarla en el exterior de la voladera o la trataremos antes, siempre con un producto no tóxico para nuestras aves.
  • En pajareras interiores no hace falta que los materiales utilizados sean de tan alta calidad, además de que es improbable que haya una invasión de ácaros y la temperatura suele ser más constante durante todo el año, con lo que las precauciones respecto a todo esto no son necesarias. Por lo demás, sirven los mismos consejos.

A todo aquel que se atreva con esta “aventura” de montar una voladera, le animo a que lea libros, hable con criadores, lea por Internet y recabe toda la información posible antes de ponerse manos a la obra, pues esto es bastante laborioso y es mejor adelantarse a los imprevistos que puedan surgir antes de montar la voladera que estar luego haciendo reformas continuamente.

 

Accesorios

Perchas

Las jaulas que compramos suelen venir con perchas de plástico que no son apropiadas para este tipo de aves. Lo ideal es que quitemos esas perchas y las sustituyamos por ramas naturales de árboles frutales no sulfatados, o de otro tipo de árbol no tóxico para nuestras aves, como el pino, el olivo, el sauce…

Estas ramas, al roerlas, ayudarán al desgaste del pico y proporcionarán nutrientes extras a nuestras aves. Deben de ser de diferente grosor para ayudar al desgaste natural de las uñas y mantener la agilidad de las patas.

Antes de ofrecérselas a nuestras aves, las lavaremos bien y dejaremos que se sequen.

Pondremos las ramas de manera que para desplazarse de una a la otra tengan que saltar e incluso aletear un poco para que puedan así ejercitarse. Nunca pondremos en la jaula más ramas de las necesarias, pues quitarían espacio y acabarían siendo más un estorbo que otra cosa. No pondremos ninguna de las ramas encima de los comederos o bebederos para evitar que éstos se contaminen con heces.

 

Comederos y bebederos

Nuestras jaulas han de contar al menos con dos comederos (uno para la mixtura y otro para la comida fresca) y un bebedero. También tendremos otro comedero aparte para ofrecerles los suplementos dietéticos como son la pasta de cría, las semillas germinadas, el grit… Éstos han de ser lo suficientemente estables y estar bien sujetos para que no se puedan volcar. Es importante que se pueda acceder fácilmente a ellos para no molestar más de lo necesario a nuestras aves.

El bebedero será preferiblemente de tubo, así el agua se ensuciará menos y no tendremos que cambiarla tan a menudo. Estas aves suelen aprender fácilmente a beber en bebederos de tubo con bolita diseñados para hámsters y otros roedores, sin duda esta es la mejor solución para evitar que el agua se ensucie con heces o restos de comida, pero hasta que nos aseguremos que saben beber de dicho bebedero, tendremos otro bebedero para curarnos en salud.


Juguetes

Los juguetes ayudan a mitigar el aburrimiento y son beneficiosos para la salud psíquica de nuestras aves. Especialmente si tenemos a un único loro, será imprescindible ponerle juguetes en la jaula para que se entretenga. También si viven en pareja son importantes estos accesorios, ya que no siempre van a estar pendientes el uno del otro y necesitan llenar ese tiempo de ocio que, en condiciones naturales, emplearían en buscar comida.

En las tiendas podemos encontrar gran variedad de artículos como columpios, espejos, cuerdas anudadas por las que trepar, escaleras… Pero también podemos fabricar nosotros mismos los juguetes con un poco de imaginación. Un simple cordel trenzado con varios cascabeles y nudos es un juguete fácil de hacer, barato, y que además suele gustar mucho a estos loritos. Si los juguetes son de madera, también ayudarán al desgaste del pico.

Con cualquier juguete que fabriquemos nos aseguraremos de que los materiales no sean tóxicos, que no puedan ser ingeridos accidentalmente por el ave y que no resulten peligrosos. Tendremos en cuenta sobre todo que no haya peligro de estrangulamiento, de que las uñas se queden enganchadas o de que haya alambres sueltos que puedan causar heridas.

Es mejor ponerles 2 ó 3 juguetes e ir cambiándoselos cada 2 ó 3 semanas que ponerles 5 juguetes fijos, así motivaremos a nuestras aves a hacer cosas diferentes y será más difícil que se aburran. Podemos ir rotando los juguetes que tengamos para este fin.

Respecto a los espejos, hay quien opina que pueden hacer que las aves se vuelvan más agresivas porque defienden al espejo como si fuera un compañero, o lo ven como a un enemigo. Yo personalmente nunca he visto tal comportamiento entre mis aves, pero si ocurriera, sólo hay que retirárselo.

Nunca saturaremos la jaula o pajarera de juguetes, pues quitarían espacio necesario para que nuestras aves puedan moverse y ejercitarse.

Los juguetes, especialmente los de madera, pueden ir desgastándose con el tiempo (y sobre todo con el pico de nuestros loros). Cuando empiecen a estar roídos habrá que cambiarlos por unos nuevos.

 

Zonas de juego

A parte de los accesorios de la jaula, podemos ofrecer a nuestros loros zonas exteriores de juego, indicadas para los que viven en una jaula dentro de casa y les dejamos tiempo de vuelo libre. Un árbol artificial hecho con ramas de árboles no tóxicos, con algunos juguetes colgados de estas ramas, o un parque de juegos como el de la imagen, pueden construirse con relativa facilidad. Dejemos volar nuestra imaginación para hacer que la vida de nuestras mascotas sea más entretenida.

Estas zonas exteriores de juegos benefician no sólo al ave, sino también a nosotros, ya que de esta manera podemos evitar que se entretengan royendo nuestros libros o nuestros muebles favoritos.

 


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